Descubre en menos de 10 minutos todas las razones por las que deberías alquilar un coche y hacer un road trip por Escocia, un país cuyo encanto no está solo en Edimburgo o en el Lago Ness.
Cuando se habla de Escocia, lo habitual es escuchar lo maravilloso que es Edimburgo y sus festivales de teatro callejero o la inmensidad del Lago Ness y el misterio de Nessy. También se mencionan las Highlands, como esas tierras perdidas del norte, pero pocos llegan a explorarlas más allá de Inverness.
Hacer un ‘road trip’ por Escocia no es sencillo: conduces en sentido contrario, las carreteras son estrechas y de doble sentido y son pocos los lugares -a diferencia de Noruega o Islandia- en los que puedes retirarte para hacer un descanso y disfrutar de las vistas o incluso preparar tu picnic. Pese a todo, os aseguro que merece la pena. Sobre todo si huyes de las zonas más turísticas, de los recorridos marcados y recorres toda la costa -sin obviar, evidentemente, los lugares más importantes-.
Te recomiendo comenzar en Edimburgo y disfrutar al menos dos días de su decadencia, sus pasadizos oscuros pero también de la grandiosidad de su castillo y de su palacio. Después, deja atrás las aglomeraciones de la capital e inicia una subida por los pequeños pueblos de la costa y conoce algunos de los castillos más bonitos de Escocia hasta llegar a Inverness.
Aquí comienza una nueva etapa de tu viaje, te adentras en las toscas Tierras Altas y te preguntas cómo podían sobrevivir en esta zona de abruptos acantilados en los días de fuertes lluvias o vientos. Sigue hasta los cabos del norte, descubre las maravillas del neblinoso Duncansby Head, en John O’Groats, para llegar luego a las paradisiacas playas de Durness.
Pronto, el desolado paisaje pasará de los tristes marrones a los verdes intensos salpicados de lagos que te llevarán hasta el castillo de Eilean Donan y el puente por el que cruzarás para llegar a la Isla de Skye. Aunque se saldrá un poco de tu presupuesto, merece la pena disfrutar de un par de jornadas en ella: lo bonito de la zona es aparcar el coche y hacer algunas de las muchas excursiones disponibles, como el ascenso a The Old Man of Storr o las visitas a el Fairy Glenn o la playa de coral.
Antes de dar por concluida tu visita a Escocia, te toca atravesar el increíble Parque Nacional de Loch Lomond y The Trossachs, pero también visitar Glasgow que, denostada por los visitantes, es la oportunidad perfecta para conocer una verdadera ciudad británica, con sus pubs y sus restaurantes, sus lugares históricos perfectamente conservados junto a los puertos y zonas de fábricas abandonadas. Y no te marches sin haber visitado uno de los castillos más importantes, el de Stirling, muy cerca de Edimburgo, y el punto final perfecto para coger un avión que te lleve de vuelta a casa.